Haardijk 3

En medio de Zoelmond, un tranquilo pueblo del Betuwe, donde los niños juegan en la calle y la gente aún se preocupa por los demás, la casa de campo es conocida localmente como "Het Klooster". La escuela primaria está a doscientos metros y la secundaria a sólo siete kilómetros. Buren, la ciudad fortificada más bonita de Holanda, está a cuatro kilómetros de Zoelmond y la mucho más grande Culemborg, con estación de tren, a menos de ocho kilómetros. Puede que Utrecht esté a sólo veinte minutos en coche, pero el ajetreo del Randstad queda muy lejos aquí. La majestuosa casa de campo monumental de 1870 está protegida en la parte delantera por varios árboles gigantes y una valla de hierro forjado. En la parte lateral y trasera de la casa se despliega un exuberante parque-jardín de 10.000 m². Un verdadero paraíso con varias salas de jardín separadas por altos setos de haya y un "muro de castillo" con puerta de entrada. Además de monumentales árboles centenarios de hoja caduca, hay un jardín frutal de 900 m² que incluye cerezos, manzanos, perales y ciruelos, almendros y nogales, arbustos de bayas de todas las formas y tamaños, un huerto, amplias praderas y rincones misteriosos. Un columpio cuelga bajo un haya llorona gigante y también hay una casa en un árbol. A los niños les encantará este lugar. Las gallinas escarban en los parterres y, al contemplar la finca, la sensación de paz y libertad se apodera de uno. Los propietarios subrayan que el huerto del que se alimentan es ecológico desde hace cuarenta años; no se utilizan pesticidas.

La cochera ha sido elegantemente convertida por los actuales residentes en una casa de invitados con terraza, cocina, salón con chimenea, un precioso dormitorio con baño y sauna y sala de fitness en el piso de arriba. En la parte trasera del jardín - fuera de la vista - son un granero robusto, tradicional, taller con banco de trabajo y estufa de leña, almacenamiento de madera y un segundo camino de entrada.

La casa solariega en sí tiene una planta casi cuadrada. En la planta baja el salón con comedor en suite, biblioteca/sala de estudio, cocina, lavadero, cuarto de lavado y una bodega. Un magnífico invernadero completa el conjunto. La entrada con vestíbulo da paso a un largo pasillo de mármol. Una escalera ornamentada sube a la primera planta, con cinco dormitorios y un gran cuarto de baño. Arriba, una enorme buhardilla bajo las vigas, a la que se puede dar cualquier uso: varios dormitorios, una gran suite principal o un estudio muy espacioso. Un tramo de escaleras conduce a un mirador en la azotea, desde donde se domina la finca y gran parte del pueblo y alrededores.

El aislamiento de la finca, en medio de un pueblo, es único. El estado casi original de la casa es especial y una elección consciente de los actuales residentes. La renovaron con mucho cuidado hace nueve años y querían que la casa pudiera mostrar y contar su historia. Al fin y al cabo, el tiempo le ha dado esa atmósfera y pátina únicas. Los techos ornamentales de más de cuatro metros de altura, el mármol de los pasillos y los suelos de madera de las salas de estar, las ventanas con contraventanas interiores, el fregadero de granito y la antigua bomba de la fregadera, la romántica veranda detrás de la casa con tallas artísticas y un sinfín de otros elementos de estilo auténtico: todo sigue ahí. Eso hace que El Monasterio sea lo que es: un cálido hogar familiar con un ambiente completamente único. Una casa para amar y apreciar.